"Recibo las riquezas del reino de Dios al mostrar receptividad a Su santa presencia."
Al vivir en el fluir abundante de la presencia de Dios, fluyo en una corriente de posibilidades. Lo que quiera que busque en la vida, lo encuentro al dar prioridad a mi relación con Dios.
Al orar, siento mi unidad eterna con Dios. Los retos se hacen menores al verlos desde este punto de vista de seguridad. Inmerso en una sagrada paz interna, siento pura satisfacción que disipa toda preocupación.
Ahora recuerdo: sólo necesito la presencia de Dios, que siempre me rodea y me envuelve. Sin embargo, mientras me hago más receptivo por medio de la oración a Su sagrada presencia, recibo más riquezas de Su reino como las múltiples bendiciones que llegan a mi vida.
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