"Dios está conmigo, en el silencio y soy bendecido."
En el silencio, busco la paz interior que me consuela. Me fortalezco en esa callada quietud. Allí, en este centro sagrado en mí, me aparto de la vida rutinaria para pasar unos momentos con mi Creador.
Al concentrarme en Dios en el silencio, y permanecer en ese silencio, me alivio de toda preocupación que pueda llevar en mi mente o corazón. Estoy conciente de Dios y de esa luz preciosa que ilumina mi camino. El silencio me produce una sensanción de paz, seguridad y sabiduría. El consuelo de la presencia divina me abraza.
Tan seguro como el día se torna en noche, y el sol se pone y la luna se levanta, me muevo de un ambiente agitado a una serena quietud. Dios está aquí conmigo, en el silencio y estoy bendecido.
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