"Soy una expresión única de Dios."
Existe un valor innato y un bien inherente en todas las personas. Un niño que viene al mundo es inocencia pura, una expresión única de Dios. Veo el bien en cada persona que encuentre hoy y en mí mismo. Del mismo modo como un niño aprende y cece de los acontecimientos y sucesos en su vida, así mismo lo hago yo.
Elijo utilizar mis talentos y habilidades, mi actitud, mi amor y voluntad de maneras que me bendicen y bendicen a otros.
En mí yace el poder para iluminar el día de otra persona, ayudar a alguien que lo necesite o dar valor a quien se siente sin esperanzas. Disfruto demostrar el amor de Dios expresando mis dones únicos.
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